30.9.12

La muerte en el cielo del domingo de Alto Alberdi

Bueno, terminé la tesis, así que ¡vuelve el pelotudeo! Por fin, cómo te extrañaba. Y vuelve, también, en este preciso instante (¿Qué hayé nene? ¿Vo' queré morí en ete inssstante?) el falso y parcial parte de vida del narrador que soy. Voy a expandir acá algunos elementos que fui documentando con la camarita, sobre todo desde que volvió la vida: el después de la tesis. 378 páginas, juéguenle a la quiniela que les va a ir bien. Yo me olvidé, mañana le pongo 10 pesitos a la cabeza. Hoy es domingo, aquí mismo está la muerte, y naturalmente el momento indica que si está la muerte, el lavarropas también está funcionando. La muerte no invade el aire sin el ronroneo de algún lavarropas. Es momento de empezar a aflojar la mano para retomar las cositas que quiero escribir, así que este ejercicio responde a eso. Uno de los elementos a expandir: había hecho una promesa, hace ya varios meses, para no afeitarme hasta no terminar el documento final; promesa que rompí hace también algunos meses por la incomodidad que me producía la barba espantosa que me nace en la cara flaca. La cosa es que de a poco, también, me fui acostumbrando a la incomodidad y, durante los últimos meses dije bueno: no me voy a afeitar hasta que termine. Que la comodidad vuelva recién con la liviandad. Así que terminé y me afeité. Pero nunca había tenido esos pelos tan largos, casi como los de la cabeza (lo que queda), así que dije bueno: vamos con el paso a paso. 

Así terminé el documento:

Así me quise hacer el wacho ruso:

 Así volví:

La cosa es que bueno, ay qué asco, qué asco, lo que intenté medir en este proceso era el volumen de la barba desde afuera; así como uno se enfrenta a un Big Mac, a las papas fritas y al helado preguntándose dónde queda todo esto una vez masticado, intenté comprobar el espacio que ocupaba la barba una vez arrancada de mi tez, ¿se entiende? De mi tez. El resultado es éste:


Nada despreciable, para una persona que tiene una barba de mierda. En definitiva, bueno, hay que aflojar la mano y en estos precisos momentos el cielo de Alto Alberdi, como muchos domingos a esta hora, está tomado por la muerte. Dicen que puede caer piedra, así que arrimé las plantas a la puerta ventana y me dediqué a tirar unos gatillos al cielo, para verle la cara a la muerte un domingo más en Alto Alberdi, lo que se constituye como un verdadero privilegio. Este tipo de frases, como la última que escribí, que cierra en buena manera el post, es lo que hay que empezar a erradicar del cuerpo para aflojar la mano. A escribir, asociación libre, improvisación, lo que carajo venga, para sacar la dureza, sacar la costra, y terminar las novelas. Así está la muerte aquí. A garuar. 








23.9.12

Presentación de la edición crítico-genética de Tres Golpes de Timbal, de Daniel Moyano

Este miércoles 26 presentamos, finalmente, el corolario de semejante trabajo. Son tiempos de cosecha y festejo. La presentación del libro se une a la segunda performance que se preparó a partir de algunos pasajes de la novela, no tiene desperdicio. A todo cordobés que le llegue esta gacetilla y sufre el amor por la lectura y las formas de la escritura, le sugiero acercarse. Es momento del disfrute.
(También, por supuesto, estará el libro a la venta, con el Archivo virtual de los documentos de Daniel Moyano. Para leer bien clickear sobre la imagen)


20.9.12


sólo nubes en procura de una brisa
sólo nubes en procura de una brisa
llevándolas, solo llevándolas
y acaso las sombras huirán

18.9.12

12.9.12

Neuquén, 108 años


Feliz cumpleaños a mi ciudad, reina del viento y la desidia (aunque no tanto como Zapala), de los pensamientos sin sentido y de una tristeza esencial, rasposa, juguetona. Feliz cumple a mi ciudad donde tanto cuesta ser optimista y olvidarse del tiempo vano y de la muerte. Feliz cumple a esas bardas donde crecimos respirando por lo bajo, mirando una línea horizontal desdibujada, imaginando el verde. ¡Feliz cumple para todos allá! Para esa hibridez maravillosa que siempre fue una salvedad en el discurso del “verdadero mérito de origen” y hoy, después de vivir diez años en una ciudad de supuestas tradiciones y pasados deslumbrantes, anhelo como nada: ojalá todas las ciudades y las poblaciones fueran así, jóvenes y mezcladas, sin apellidos ilustres, sin decadencia oligárquica, sin tanto verso católico, viviendo apenas el presente, con una resistencia casi inconsciente, resignada y potente, con ricos cocainómanos amantes del reggaetón hasta que aparezca algo más nuevo. Ciudades y poblaciones asumiendo la impureza y el resentimiento. Ciudades libres.
Feliz cumple al lugar donde crecí, donde quizás envejezca, a esos atardeceres en los que dan ganas de ser un insecto sin más consigna que sobrevivir. Felices 108 años a mi ciudad, más joven que el club del que soy hincha. 

11.9.12

Cómo se hace una novela



"A más de cinco mil metros de altura, las mulas andinas trepan dejando señales rojas en la nieve, hechas con las gotas de sangre que se les escapan por la nariz. Mulitas tan livianas y ligeras que parecen nubes; pero dentro de esa aparente
liviandad, el corazón les late tan fuerte que los jinetes pueden oír su golpeteo. También las palabras, en el refugio cordillerano donde escribo esta historia, sue­nan como latidos; y llegan a mí de la misma manera que el ruido del corazón de las mulas al preocupado oído del mulero.
"Más arriba de este refugio, llamado Mirador de los Vientos, el cielo es permanentemente azul. Las nubes están siempre allá abajo. Las he visto tiritar de frío y deshacerse en lluvias que no me alcanzan. Son algo así como la intensidad que aquí tiene la altura, la que desnuda las palabras y hace sangrar a las mulas. Debajo de ellas viven las aves de vuelo corto, que sólo conocen su reverso. En cam­bio para el cóndor, que las domina, y cuyo vuelo permite la expansión de la cordillera, casi no existen; son como el polvo de su camino.
"El Mirador, integrado a la montaña, es circular, de techo abovedado, con un ventanal que da al abismo. Hay un hogar para el fuego, que alimento con raíces, especies de árboles disminuidos que para no helarse crecen bajo tierra. Cuando están vivas, asoman afuera apenas una pequeña forma que las conecta con la luz. El calor llega hasta el establo contiguo donde duerme la mula que me lleva y me trae. Mi mesa de trabajo está junto al ventanal. Sobre ella hay un candelabro, un tintero, un diccionario, la Gra­mática de don Antonio de Nebrija. En un arcón hay ali­mentos, tinta y hojas que amarillean por sus bordes. En la pared, una guitarra y las sombras de los objetos, inclu­yendo la mía, permanentemente proyectadas por las llamas del hogar."

Así comienza Tres Golpes de Timbal, de Daniel Moyano. La novela fue editada en España y Argentina, en 1989 y 1990 respectivamente. Como tantos otros textos de Moyano, hoy podemos volver a poner el ojo en sus recovecos. Este mes se lanzará la edición crítico-genética del texto, editada por el CEA y el CRLA-Archivos (Poitiers, Francia). Hemos trabajado ardua y felizmente en esto. Y por sobre todas las cosas, nuestra felicidad y trabajo se verá en la MUESTRA e INTERVENCIÓN DEL 12 DE SEPTIEMBRE EN EL CABILDO, basada en el texto. Les recuerdo: 

"Cómo se hace una novela. Instalación sobre Tres golpes de timbal de Daniel Moyano" 

Inauguración: miércoles 12 de septiembre, 20 hs en el patio menor del Cabildo de la ciudad, como Parte de la programación oficial de la Feria del Libro Córdoba 2012.
La muestra permanecerá hasta el 2 de octubre.
Organizan: Centro de Estudios Avanzados (UNC), Biblioteca Popular Vélez Sarsfield y Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Córdoba.