13.12.10

Bar Rodney

(Dedicado a mi gran amigo Alfredo Jaramillo y a su compañera, aunque aún no la conozca)


El domingo se traga al sonido.
En la ciudad dicen que este bar anglosajón
oscuro como el hogar de los abuelos
es el más cool de todos los que rozan
el contorno del cementerio.
Un envase de cerveza oscila
dentro de una frappera sin hielo;
en las otras mesas trabajan
para que cada alma, y la poesía toda
crezcan en el vacío de las charlas.
Hoy el domingo se traga al poema
de tus ausencias ansiosas
y despide en su contraparte
el umbral de la muerte, la calma de la vida.
De aquí en más sólo vendrá la verdad
habrá una sonrisa ininterrumpida,
la fatiga plena allí donde antes
nos replegábamos a evaluar la tristeza.
Un niño ajeno, en brazos ajenos
pasa por detrás de tu camisa leñadora
mientras otro crece y aprende, y espera
cercano al ronroneo de las computadoras.
El porvenir nos hará hombres de dudas
y aceptaciones.
Hombres soberanos de los tiempos
mientras los muertos, del otro lado del muro
recién blanqueado por agentes municipales
sueñan con el afán ya irrecuperable
de morir justo donde se cae,
donde cada cual abandona.

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