26.11.08


Hace rato que no tengo un carajo de ganas que escribir acá pero hoy robo de mi hermano Chimango esta foto, y digo, grito al cielo, achino los ojos, me hago malo: ¡Hétore, pedazo de miserable querido, te has tenido que guardar en la selva chilena y el affaire mediático no te ha permitido ni comprarte unos de esos respuestos Bic con una sola gillete que no sólo no afeitan una mierda, sino que además se parecen a las afeitadoras viejas, viejas, pesadas, doradas, con un tornillito en la capocha y una chapita que se le salía y ahí la gillete, una sola hoja, que tiraba como la gran puta, que alguna vez arruinó mi tez blanca de niño para hacerme hombre!
¡Kalama querido (Kalama, nombre de boliche por antonomasia), dónde estarás ahora, predicando alguna milanesa por la tierra nuestra, cuán nostálgico me siento al verte allí, en la cornisa de un ladrillo visto, con la línea sin pulso de fondo, la sequedad transparente, los fresnos de la ciudad, concha de su madre!
Héctor, comandante en jefe de la generación de escritores neuquinos de la que ninguno integrante es neuquino, ojalá te encuentre cuando termine el cero ocho para tomar una Schneider fuerte en la esquina de Elordi e Irigoyen, oliendo pizzas inasibles y empanadas aterciopeladas. Piedra Libre, y un abrazo desde acá, te manda el pastor más soplanucas del continente americano, excluyendo a Heath Ledger, por supuesto.

12.11.08

Todo vuelve

Murió aplastada por el ataúd de su marido
La mujer viajaba en un coche fúnebre. Por accidente, el cajón la golpeó.

Agencia EFE

Una mujer brasileña murió hoy después de que el coche fúnebre en el que se dirigía hacia el cementerio al lado del cuerpo de su fallecido marido sufriera un accidente de tráfico y el ataúd golpeara su cuerpo, informaron medios locales.

Marciana da Silva Barcelos, de 67 años, viajaba en el asiento del copiloto cuando un turismo que circulaba en la misma vía que el coche fúnebre golpeó al vehículo por atrás haciendo que el ataúd se desplazara y la golpeara, según fuentes policiales.

El coche transportaba el ataúd desde la localidad de Tapes, donde la pareja vivía, hasta Alvorada, en donde el fallecido sería enterrado, ambas son localidades del estado de Río Grande do Sul, en el sur de Brasil y fronterizo con Argentina y Uruguay.